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Los sapos de la
memoria:
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Si tu signo no es de cáncer: Esta novela se halla organizada en doce capítulos. Doce recorridos astrales, en los que su protagonista, Gabriela enfrenta momentos decisivos. Ella es una ágil y dinámica adolescente que al igual que todas las mujeres de su edad creen en horóscopos, I Ching y Tao. El comienzo de cada capitulo es una deliciosa muestra de predicciones poéticas. Fragmentos de autores que hablan de amor, de alegría y del sentido de la vida. Gabriela está enamorada de un muchacho de su edad, Felipe. Un día tiene un accidente y éste será el detonante para que le descubran un tumor maligno en el glúteo. ¿Qué será del amor entre Gabriela y Felipe? Todos los capítulos hablan de amor y muestran claramente la situación de una adolescente y la forma de demostrarle ese amor de la gente que la rodea y ama. Y la importancia del signo en la enfermedad, y la relevancia del estado de la luna en la relación entre los dos protagonistas. Texto recomendado para adolescentes y padres que quieran comprenderlos un poco más.
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El jamón del sándwich: Para quienes no la conozcan, Graciela Bialet es una escritora argentina nacida en 1955 en la ciudad de Córdoba, con una amplia trayectoria en su país como autora de libros infantiles y juveniles, pedagoga y promotora de la lectura. Es gracias a la editorial Norma y su excelente colección de literatura para jóvenes Zona Libre que Graciela se da a conocer en el resto de los países de habla hispana con una novela tan risueña como sobrecogedora: Si tu signo no es cáncer (2004), que relata la vida de una adolescente soñadora y supersticiosa que debe enfrentarse inesperadamente, con ayuda de familiares y amigos, contra esa terrible enfermedad. Sin sensiblerías, con humor y ternura, Bialet consigue una obra que toca fibras muy hondas y que sintetiza de alguna manera todas esas duras experiencias a las que muchas veces debemos dar cara los seres humanos, sin distingos de sexo, raza o edad. Este 2009, Graciela Bialet vuelve a la carga con una novela publicada también en Zona Libre que no desmerece la anterior: El jamón del sándwich. Esta vez la protagonista también es una adolescente, Ceci Zucarías, quien a través de su diario nos da a conocer su vida como hija adoptada en medio de una familia que ha ido creciendo: sus padres de crianza se han separado y han formado a su vez nuevos hogares, agregando a la familia un medio hermano y tres hermanastros con los que no necesariamente se lleva bien. Al inicio de la novela, Ceci nos cuenta los preparativos de la familia para su fiesta de quince años. Cuando el cumpleaños se lleva a cabo, Ceci recibe una visita inesperada que la llevará a indagar en su pasado para descubrir quiénes son sus familiares biológicos y en qué condiciones fue dada en adopción. El libro entero tiene la base de su estructura en este conflicto, atravesado de otros conflictos secundarios, como el desamor y la traición, que desembocarán en la reflexión de Ceci sobre cuáles son los lazos que la atan a su familia adoptiva. Es de señalarse la naturalidad y espontaneidad de la narradora-protagonista, uno de los logros más importantes de la autora. Ceci se presenta ante nosotros como una joven divertida, creativa, fuerte, rasgos que la salvan de caer en la autocompasión o el melodrama que podría significar ser adoptada y haber sido una niña rechazada por su madre biológica. La novela se lee con interés creciente gracias a ese misterio que Graciela Bialet, conocedora de las estrategias narrativas para enganchar lectores, siembra ante nosotros: ¿qué descubrirá Ceci de su familia biológica? ¿Cómo cambiará su vida a raíz de esas revelaciones? ¿Quién es ese misterioso personaje que se ha presentado en su fiesta y que parece conocer más de sus orígenes que ella misma? Además, gracias al recurso socorrido pero efectivo del diario, Ceci se abre ante sus lectores sin tapujos, con la confianza de que lo que escribe es sólo para ella, de modo que no tiene empacho en mostrarnos sus miedos, sus deseos íntimos, sus sentimientos, y, así, se nos vuelve entrañable muy pronto. Sin duda, algunos personajes nos resultarán más simpáticos que otros. Pero no hay ninguno, incluida la protagonista, que pueda calificarse como bueno o malo. Hay más bien una gama de personalidades, de posibilidades encarnadas que dan cuenta de la diversidad humana, de cómo las experiencias que vivimos nos van marcando y van haciendo de nosotros lo que somos, más que presuntas esencias. Precisamente hay una celebración de la diversidad en El jamón del sándwich. La familia no tiene por qué tener la estructura tradicional de papá, mamá y los hijos de sus entrañas, parece decir el libro. Hay otras clases de familias que quizá resulten extrañas o poco tradicionales, pero que también son capaces de ofrecer a sus miembros todo el amor, la comprensión y el apoyo que ellos necesitan. Mientras que una de las amigas de la protagonista padece la violencia de su padre biológico, Ceci, a pesar de ser adoptada, puede considerarse afortunada al ser parte de su rara familia. Da gusto que los jóvenes lectores tengan acceso a libros como este, que al mismo tiempo que desbaratan rápidamente el mito de que leer es aburrido, se adentran en el espinoso terreno de las relaciones que establecemos con los otros. Para quienes somos padres y para quienes somos hijos, El jamón del sándwich es, sin duda, una excelencia elección de lectura.
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